6 oct 2006

21.- Desquiciado, pongo medios (1)

Cuando miro a Augusto siento inquitud. O sea, aver si me explico. Veo como come mi jamón jabugo. Se bebe mi cervecita mahou cinco estrellas. Usa mi periódico, mis revistas, el dvd y mis dvdeses. Hasta mi cuarto de baño y mi colonia. Bueno, nos soy escrupuloso y como me ha acompañado tantos años, hasta le considero uno más de la familia.

- Jiménez, no debes considerarme unos más de la familia, porque no me debes considerar. Soy uno más.
- Ya, tío, pero..
-....no sy tu tío. Si acaso tu amigo
- Para, no empieces con eso. Lo que me refiero es que...

... cuando le veo jugando con mis hijas, me ataco un poco. Si, igual son celos, o celillos. Que ahora entiendo porque al celo lo llaman celo. Porque es ese papel que pagajoso, no puedes nunca quitarte por más que muevas lo brazos al aire arriba y abajo. Está ahí pegado y no se va. No me refiera a Augusto, sino al celofán. Deben ser celillos. Imaginate cuando le veo en mi cama con Rocío ( a la postre mi señora) al lado. Se me pega en las entrañas y por más que muevo los brazos y hasta el culo y doy saltos, no se va. Me refiero de nuevo al celo. O a los celos.

Tampoco estoy siempre quitándome celos de encima. No estoy en edad ya, pero algunas veces si. Como el otro día. Via a Augusto jugando a cosquillas con Paula. Mónica estudiaba porque es mayor y eso y tiene que estudiar, eso si, cuando se lo permite Messenger, que debe ser un tío con mucho caracter porque si no, no lo entiendo. Me voy. Decía que veia a Au (es más corto que Augusto) dale que te pego a las cosquillas de Pau ( que tambien es más corto que Paula). Y ella reia. Y Au tambien. Y yo me daba cuenta de todo el tiempo que he perdido en mia vida. Las veces que mis niñan querían cosquillas y no estaba. No me agobia mucho eso. tambien querían chocolate y lo cogían si había en la nevera. Lo que pensaba era en cuando no había en la nevera, esto es, cuando querían de mi y no estaba. Ten en cuenta que yo tambien soy dulce como el chocolate.

- Jiménez. No te agobies. Estabas trabajando y era una forma de que hubiera chocolate en casa. O en la nevera.

No era eso. Lo que me inquietaba ( ya sé que tenía que trabajar. Aún tengo que) era que cada vez Au se parecía más a Jim(énez, que tambien es más corto) lo que trasladaba mi bipolaridad a un cierto grado de locura, más ahora sin Pa(ca, que tambien es mas cort)(o). A ver si me explico. Yo me veo a mí y no a Au. Pero por otro lado veo que soy yo el que está viendo a Au como Jim sin que tenga la sensación de que Jim sea Au, porque mi sensación es la Jim viendo a Au, no siendo Au. Por lo que me proyecto en una tercera persona igual a la primera persona. Lo cual es triste, porque si ya es dificil ser primera persona, imaginate tercera persona, pero imáginate encima primera y tercera, sin segunda, lo cial es mejor,porque así soy solo dos que si fuera tres...

-Buenas tardes, dr Zenemij, ¿de dónde es Ud. con ese apellido?
- Olvide mi apellido. Pógase comodo en la comoda y dígame que le pasa porque a partir de ahora como en las comisarías soy yo quien hace las preguntas. Bien, se encuentra Ud. cómodo y relajado y eso.
- eso no lo sé. Cómodo, ¿se refiere físicamente o intelectualmente?
- Esto va a ser peor de lo que yo pensaba
- ¿Qué es lo que Ud. pensaba, Dr. Zenemij?
- Ya le he dicho que aquí las preguntas las hago yo
- Como en las comisarías, si
- Exacto, Sr. Jiménez. Empiece desde el principio
- ¿Tiene Ud. tiempo? Vale, vale, lo digo porque la historia es un poco larga..
- Exactamente 55 minutos... Así pues, presto, comience su alocución
- (para si, osea para mí) alocución, será cursi...
- ¿Cómo dice?
- Digo que empezó todo esto cuando nací y tuve uso de razón o de mi mismo, que debe ser casi parecido, porque hasta que no tuve conciencia de mi mismo como ser humano pensante, creo que no tuve razón, salvo un día con tres años que le dije a mi hermana Ana que era tonta. Ahora con la edad corroboro que tuve razón. Incluso creo que aún la tengo. Aunque ahora ya no es tonata, bueno sí un poco, se hace mayor, pero no vieja...
- Señor Jiménez, por favor.
- Vale, ¿pero voy bien por ahí...
- No lo sé, ¿tengo que soportar todos sus desmanes mentales desde su infancia?
- Es Ud. el psiquiatra que me trata....desde hoy. Para eso le pago, para que me escuche.
- ¡Pero si no me paga, mejor dicho, no me va a pagar!....

.... y eso me hizo que pensar, que no sé si es lo que debe hacer un psiquiatra. ¿Cómo sabía que no iba a pagarle?Con esa seguridad. Qué no lo iba a pagar, lo sabía yo, pero ¿cómo lo sabía él? ¿ Se había apoderado de mi cabeza?. Eso no parecía muy posible porque enseguida me llevé las manos a la cabeza y empecé a palparme la cabezay estaba dónde siempre había estado. En las nubes... de mi cuerpo. No, mi cabeza estaba en mi cabeza, ¿entonces?...

Ya que me había llevado las manos a la cabeza, aproveche para ponermelas detras de las orejas y mover los dedos varias veces arriba y abajo, simulando las orejas de un cervatillo o algo así. De paso, le saqué la lengua y luego le escupí en los zapatos, zapatero, con lo que descubrí que en vez de un cervatillo, debía de ser una llama peruana

(Continuará)

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